miércoles, 30 de diciembre de 2009


Por la inundación sin precedentes que padecen los vecinos de San Antonio de Areco, estamos organizando una colecta de todo lo que pueda servirle a los afectados.

Se necesita Agua, leche, alimento, colchones, ropa, productos de higiene, zapatillas, toallas, etc.
• jabón de tocador
• Pasta dental
• Shampoo
• Lavandina
• Detergente
• Desinfectante (pinolux o similar)
• Trapos de piso
• Secador de pisos.
• Escobas
• Cepillos
• Valerinas, todo lo que sean productos de limpieza son prioridad en este momento.
colecta en Ramallo : 0340715431839

jueves, 24 de diciembre de 2009



Todos los años, la Nochebuena nos reúne en el hogar inmenso de la Patria. Y como si fuese una cosa ritual e imprescindible siento la imperiosa necesidad de hablar con mi corazón para todos los corazones amigos de la gran fraternidad justicialista.
Esta noche hacemos una tregua de amor en el camino de nuestras luchas y de nuestros afanes; y sólo pensamos en las cosas buenas y bellas que nos ha regalado la vida en el año que se acaba hundiéndose ya como un cometa en el horizonte de la eternidad, dejándonos una estela de recuerdos en el alma.
En todos lo hogares del mundo, hombres y mujeres, ancianos y niños de todos los pueblos, en este mismo instante maravilloso están rindiendo homenaje al amor y están encendiendo en sus corazones las lámparas votivas de sus mejores recuerdos. Por qué no hacer lo mismo nosotros en este inmenso hogar que es nuestra tierra? Acaso no somos una gran familia?
Preside la mesa invisible de nuestra Nochebuena la figura de Perón, nuestro líder, nuestro conductor y nuestro amigo. Aquí está, sobre todos nosotros, mirando más allá del horizonte, con la mano firme puesta sobre el timón de nuestros destinos y con su corazón extraordinario, pegado a los sueños y a las esperanzas de su pueblo, sobre todos nosotros, que somos y que nos sentimos hermanos porque nos une el vínculo de los mismos ideales y de los mismos amores.
Por eso estas palabras mías se atreven a romper el bullicio o el silencio de la noche, se animan a llegar con su mensaje al corazón de todos los hogares que quieren recibirlas con cariño y se derraman así sobre la mesa invisible de la Patria Nueva, como un canto de amor y de esperanza.
Lo primero que se me ocurre es agradecer a Dios, porque en medio de un mundo casi definitivamente olvidado del amor, nosotros creemos en su poder y en su fecundidad, y nos permitimos anunciar la buena nueva de su advenimiento por el camino del Justicialismo.
Por eso nos regocijamos y nos alegramos en la fiesta de esta noche.
Hace diecinueve siglos y medio Dios eligió a los humildes pastores de Belén para anunciar el advenimiento de la paz a los hombres de buena voluntad. Sobre aquél mensaje, los hombres de mala voluntad han acumulado diecinueve siglos y medio de guerras, de crímenes, de explotación y de miseria, precisamente a costa del dolor y de la sangre de los pueblos humildes de la tierra. Y cuando todo parecía perdido, acaso definitivamente, nosotros, un pueblo humilde, a quien la soberbia de los poderosos llamó "descamisado"; nosotros, un pueblo que repite en su generosidad, en su sencillez, en su bondad, la figura de los pastores evangélicos, hemos sido elegidos entre todos los pueblos y entre todos los hombres, para recoger de las manos de Perón, bañado en el fuego de su corazón e iluminado por sus ideales de visionario, el antiguo mensaje de los ángeles.
Salvando las distancias y remedando el cántico antiguo, podríamos decir que Dios ha hecho grandes cosas entre nosotros, deshaciendo la ambición del corazón de los soberbios, derribando de su trono a los poderosos, ensalzando a los humildes y colmando de bienes a los pobres.
Por eso la Nochebuena nos embarga el corazón con la armonía de sus encantos prodigiosos, porque la Nochebuena es nuestra, es la noche de la humildad, la noche de la justicia.
Y el Justicialismo que Perón nos ha enseñado y nos ha regalado como una realidad maravillosa de sus manos, es precisamente eso, algo así como el eco vibrante del anuncio que recibieron los pastores o como el reflejo encendido de la estrella que señaló, en la noche de los hombres, el divino amanecer de una redención extraordinaria.
Esta noche también sentimos que empieza ya a morir el año que termina. Por eso nos gusta rememorar las alegrías y las penas que nos trajo sobre el hombro de sus días y de sus semanas, y hasta los dolores ya sobrepasados nos parecen esta noche menos amargo.
Acaso, precisamente, porque ya son recuerdos.
Este año que se va nos ha dejado la marca de su paso en el corazón y lo mismo que en todos estos años que van pasando sobre nosotros, bajo la mirada y la protección serena de Perón, la de 1951 es una marca de felicidad. Yo sé que dentro de muchos años, cuando en esta misma noche los argentinos se dejen acariciar por el recuerdo y retornen sobre sus alas al pasado, llegarán a estos años de nuestra vida y dirán melancólicamente: entonces éramos más felices, Perón estaba con nosotros. Porque la verdad, la indudable verdad es que todos somos ahora más felices que antes de Perón. No tanto por los bienes materiales que poseemos, cuanto por la dignidad que nos dio con su esfuerzo infatigable. Si nuestra felicidad residiese solamente en las riquezas materiales, no tendríamos derecho a ser dichosos. Pero nos sentimos felices porque en el seno de la gran familia justicialista que formamos, todos somos hijos iguales de la misma Patria, con los mismos derechos y los mismos deberes. Nos mide a todos, con la misma medida, la vara de la misma justicia. Nos ampara la bandera enhiesta de la dignidad y nos abraza la generosidad paternal del mismo amor que brota del corazón inigualable de Perón. Ahora sí podemos abrir nuestro corazón a la palabra ardiente del amor y comprendemos el verdadero sentido de la fraternidad.
No queremos vanagloriarnos con orgullo de lo que somos ni de lo que tenemos, pero en esta noche, propicia para los aspectos del corazón, sentimos la necesidad de decirle a los hombres y mujeres del mundo el sencillo secreto de nuestra felicidad, que consiste en poner la buena voluntad de todos para que reinen la justicia y el amor.
Primero la justicia, que es algo así como el pedestal para el amor.
No puede haber amor donde hay explotadores y explotados. No puede haber amor donde hay oligarquías dominantes llenas de privilegios y pueblos desposeídos y miserables. Porque nunca los explotadores pudieron ser ni sentirse hermanos de sus explotados y ninguna oligarquía pudo darse con ningún pueblo el abrazo sincero de la fraternidad.
El día del amor y de la paz llegará cuando la justicia barra de la faz de la tierra a la raza de los explotadores y de los privilegiados, y se cumplan inexorablemente las realidades del antiguo mensaje de Belén renovado en los ideales del Justicialismo Peronista:
Que haya una sola clase de hombres, los que trabajan;
Que sean todos para uno y uno para todos;
Que no exista ningún otro privilegio que el de los niños;
Que nadie se sienta más de lo que es ni menos de los que puede ser;
Que los gobiernos de las naciones hagan lo que los pueblos quieran;
Que cada día los hombres sean menos pobres y
Que todos seamos artífices del destino común.
Para que todo esto se consolide como una realidad duradera entre nosotros, seguiremos luchando con Perón, al pie de sus banderas victoriosas, hasta el último aliento que nos dé la vida.
Eva Perón. Mensaje de Navidad 1951



Para que haya más trabajo Para que los trabajadores sean cada vez más felices Para seguir achicando la brecha entre ricos y pobres Feliz Navidad

Sec. de Org. Partido Justicialista Ramallo

martes, 8 de diciembre de 2009

Navidad? que Naciminto festejan algunos?


La leyenda de Santa Claus deriva directamente de las que desde muy antiguo han adornado la figura de San Nicolás de Bari (ca. 280-ca. 350), obispo de Myra y santo que, según la tradición, entregó todos sus bienes a los pobres para hacerse monje y obispo, distinguiéndose siempre por su generosidad hacia los niños.

En la Edad Media, la leyenda de San Nicolás arraigó de forma extraordinaria en Europa, particularmente en Italia (a la ciudad italiana de Bari fueron trasladados sus restos en el 1087), y también en países germánicos como los estados alemanes y holandeses. Particularmente en Holanda adquirió notable relieve su figura, al extremo de que se convirtió en patrón de los marineros holandeses y de la ciudad de Amsterdam. Cuando los holandeses colonizaron Nueva Amsterdam (la actual isla de Manhattan), erigieron una imagen de San Nicolás, e hicieron todo lo posible para mantener su culto y sus tradiciones en el Nuevo Mundo.

La devoción de los inmigrantes holandeses por San Nicolás era tan profunda y al mismo tiempo tan pintoresca y llamativa que, en 1809, el escritor norteamericano Washington Irving (1783-1859) trazó un cuadro muy vivo y satírico de ellas (y de otras costumbres holandesas) en un libro titulado Knickerbocker's History of New York (La historia de Nueva York según Knickerbocker). En el libro de Irving, San Nicolás era despojado de sus atributos obispales y convertido en un hombre mayor, grueso, generoso y sonriente, vestido con sombrero de alas, calzón y pipa holandesa. Tras llegar a Nueva York a bordo de un barco holandés, se dedicaba a arrojar regalos por las chimeneas, que sobrevolaba gracias a un caballo volador que arrastraba un trineo prodigioso. El hecho de que Washington Irving denominase a este personaje "guardián de Nueva York" hizo que su popularidad se desbordase y contagiase a los norteamericanos de origen inglés, que comenzaron también a celebrar su fiesta cada 6 de diciembre, y que convirtieron el "Sinterklaas" o "Sinter Klaas" holandés en el "Santa Claus" norteamericano.

Pocos años después de la publicación del libro de Irving, la figura de Santa Claus había adquirido tal popularidad en la costa este de los Estados Unidos que, en 1823, un poema anónimo titulado A Visit of St. Nicholas ('Una visita de San Nicolás'), publicado en el periódico Sentinel ('El Centinela') de Nueva York, encontró una acogida sensacional y contribuyó enormemente a la evolución de los rasgos típicos del personaje. Aunque publicado sin nombre de autor, el poema había sido escrito por un oscuro profesor de teología, Clement Moore, que lo dedicó a sus numerosos hijos y nunca previó que un familiar suyo lo enviaría a un periódico Hasta el año 1862, ya octogenario, no reconocería Moore su autoría. En el poema, San Nicolás aparecía sobre un trineo tirado por renos y adornado de sonoras campanillas. Su estatura se hizo más baja y gruesa, y adquirió algunos rasgos próximos a la representación tradicional de los gnomos (que precisamente también algunas viejas leyendas germánicas consideraban recompensadores o castigadores tradicionales de los niños). Los zuecos holandeses en que los niños esperaban que depositase sus dones se convirtieron en anchos calcetines. Finalmente, Moore desplazó la llegada del simpático personaje del 6 de diciembre típico de la tradición holandesa, al 25 de ese mes, lo que influyó grandemente en el progresivo traslado de la fiesta de los regalos al día de la Navidad.

El proceso de popularización del personaje siguió en aumento. El 6 de diciembre de 1835, Washington Irving y otros amigos suyos crearon una sociedad literaria dedicada a San Nicolás, que tuvo su sede en la propia casa de Irving. En las reuniones, era obligado fumar en pipa y observar numerosas costumbres holandesas. Ello indica hasta qué extremo habían aceptado esta tradición holandesa los norteamericanos descendientes de otros grupos inmigrantes.

El otro gran contribuyente a la representación típica de San Nicolás en el siglo XIX fue un inmigrante alemán llamado Thomas Nast. Nacido en Landau (Alemania) en 1840, se estableció con su familia en Nueva York desde que era un niño, y alcanzó gran prestigio como dibujante y periodista. En 1863, Nast publicó en el periódico Harper's Weekly su primer dibujo de Santa Claus, cuya iconografía había variado hasta entonces, fluctuando desde las representaciones de hombrecillo bajito y rechoncho hasta las de anciano alto y corpulento. El dibujo de Nast lo presentaba con figura próxima a la de un gnomo, en el momento de entrar por una chimenea. Sus dibujos de los años siguientes (siguió realizándolos para el mismo periódico hasta el año 1886) fueron transformando sustancialmente la imagen de Santa Claus, que ganó en estatura, adquirió una barriga muy prominente, mandíbula muy ancha, y se rodeó de elementos como el ancho cinturón, el abeto, el muérdago y el acebo. Aunque fue representado varias veces como viajero desde el Polo Norte, su voluntariosa aceptación de las tareas del hogar y sus simpáticos diálogos con padres y niños le convirtieron en una figura todavía más próxima y entrañable. Cuando las técnicas de reproducción industrial hicieron posible la incorporación de colores a los dibujos publicados en la prensa, Nast pintó su abrigo de un color rojo muy intenso. No se sabe si fue él el primero en hacerlo, o si fue el impresor de Boston Louis Prang, quien ya en 1886 publicaba postales navideñas en que aparecía Santa Claus con su característico vestido rojo. La posibilidad de hacer grandes tiradas de tarjetas de felicitación popularizó aún más la figura de este personaje, que numerosas tiendas y negocios comenzaron por entonces a usar para fines publicitarios. Llegó incluso a ser habitual que, durante las celebraciones navideñas, los adultos se vistieran como él y saliesen a las calles y tiendas a obsequiar a los niños y hacer propaganda de todo tipo de productos. Entre 1873 y 1940 se publicó la revista infantil St. Nicholas, que alcanzó una enorme difusión.

La segunda mitad del siglo XIX fue trascendental en el proceso de consolidación y difusión de la figura de Santa Claus. Por un lado, quedaron fijados (aunque todavía no definitivamente) sus rasgos y atributos más típicos. Por otra, se profundizó en el proceso de progresiva laicización del personaje. Efectivamente, Santa Claus dejó de ser una figura típicamente religiosa, asociada a creencias específicas de determinados grupos credenciales, y se convirtió más bien en un emblema cultural, celebrado por personas de credos y costumbres diferentes, que aceptaban como suyos sus abiertos y generales mensajes de paz, solidaridad y prosperidad. Además, dejó de ser un personaje asociado específicamente a la sociedad norteamericana de origen holandés, y se convirtió en patrón de todos los niños norteamericanos, sin distinción de orígenes geográficos y culturales. Prueba de ello fue que, por aquella época, hizo también su viaje de vuelta a Europa, donde influyó extraordinariamente en la revitalización de las figuras del "Father Christmas" o "Padre Navidad" británico, o del "Père Noël" o "Papá Noel" francés, que adoptaron muchos de sus rasgos y atributos típicos.

El último momento de inflexión importante en la evolución iconográfica de Santa Claus tuvo lugar con la campaña publicitaria de la empresa de bebidas Coca-Cola, en la Navidad de 1930. Como cartel anunciador de su campaña navideña, la empresa publicó una imagen de Santa Claus escuchando peticiones de niños en un centro comercial. Aunque la campaña tuvo éxito, los dirigentes de la empresa pidieron al pintor de Chicago (pero de origen sueco) Habdon Sundblom que remodelara el Santa Claus de Nast. El artista, que tomó como primer modelo a un vendedor jubilado llamado Lou Prentice, hizo que perdiera su aspecto de gnomo y ganase en realismo. Santa Claus se hizo más alto, grueso, de rostro alegre y bondadoso, ojos pícaros y amables, y vestido de color rojo con ribetes blancos, que eran los colores oficiales de Coca-Cola. El personaje estrenó su nueva imagen, con gran éxito, en la campaña de Coca-Cola de 1931, y el pintor siguió haciendo retoques en los años siguientes. Muy pronto se incorporó a sí mismo como modelo del personaje, y a sus hijos y nietos como modelos de los niños que aparecían en los cuadros y postales. Los dibujos y cuadros que Sundblom pintó entre 1931 y 1966 fueron reproducidos en todas las campañas navideñas que Coca-Cola realizó en el mundo, y tras la muerte del pintor en 1976, su obra ha seguido difundiéndose constantemente.

Por el cauce de las postales, cuentos, cómics, películas, etc. norteamericanas, la oronda figura de Santa Claus sigue ganando popularidad en todo el mundo, y hoy puede decirse que constituye la advocación más universal y conocida, y también la más laica y comercial, de todas las derivadas del San Nicolás de Bari que desde el siglo IV se ha considerado tradicional protector de los niños.

Thomas Nast's Christmas Drawings for the Human Race (Nueva York, 1890).
WEISER, Francis X. Handbook of Christian Feasts and Customs (Nueva York, 1958).
RODRÍGUEZ, Pepe, Mitos y ritos de la Navidad: origen y significado de las celebraciones navideñas. (Barcelona, 1997).
J. M. Pedrosa.

Feliz navidad y un prospero año nuevo

“Estos pendejos no tienen límites”.


Lucas Vadura (AGENCIA WALSH)

Suele decirse, cuando las expectativas están al tope de las posibilidades pensadas, que se ha alcanzado el techo.

Asimismo, cuando el punto más bajo se toca, se proclama que se está por el piso.

Ahora bien, cuando son los nervios los que nos mantienen alterados, acostumbramos a expresar que caminamos por las paredes.

Un chiquilín, tal vez 7 u 8, está parado en avenida Rivadavia, un par de cuadras más acá de la plaza miserere, o más allá, según desde donde se mire.

Está parado junto a un cesto de basura. Tiene la cara sucia, pero bien sucia. Seguramente hace días que no se la lava.

El chicuelo en cuestión sostiene en sus manos su pene, y está orinando a la vista de todos los transeúntes y comerciantes.

Esa es la escena fugaz desde el colectivo, que frenado en el semáforo nos permite semejante postal.

Segundos después, una señora que viajaba sola y a quien nadie le había preguntado nada, deslizó, con la sutileza del elefante, una serie de frases traídas del odio, o del miedo, o del espanto, o de todas ellas.

“Estos pendejos no tienen límites”.

El techo, el piso, las paredes: el hogar.

Una casa es el inicio de un límite. Es el límite de lo interior, de la familia, de las “cuatro paredes” en donde, se suele decir, se resuelve todo.

Incluso, la creación de la noción de intimidad.

Un niño que vive con sus padres (quienes han obtenido acceso a la educación formal o a la transmisión cultural), intenta dejar los pañales, y cuando lo logra, ahí están sus progenitores para decirle “esto es íntimo”.

Pero no es el caso de nuestro amiguito de más arriba, que sosteniendo su instrumento a la vista de todos, mea.

Ese es su hogar. La calle.

Probablemente haya nacido allí, o tal vez no, pero evidentemente esa es su vida.

Sin abrazos, sin comida, sin educación, sin salud; sin techo, piso y paredes: sin límites.

En Argentina, según datos del 2008, más de 6.3 millones de chicos menores de 18 años son pobres. De esos, 3.1 millones son indigentes.

De los 6.3 millones, el 47.2% (cerca de 3 millones) no tienen ni han tenido ningún tipo de atención médica.

Mueren 25 recién nacidos por día por causas evitables, entre las que se encuentran desnutrición, y falta de atención primaria.

Además, los chicos que tienen la suerte de tener un hogar (o algo que se le parezca, muchas veces un cuartucho para 7, 8, 9 personas) viven en condiciones inimaginables para quienes tenemos el acceso a una vida medianamente digna: 1.2 millones de nenes y nenas viven en zonas inundables, y otro millón más viven sin agua.

El 57,2% de los chicos (7 millones), viven en familias cuyos padres no tienen trabajo, o tienen un ingreso más que precario.

El 14.2% (casi 2 millones) no tienen, ni han tenido acceso a educación. (Datos a enero de 2009)

Nuestro amigo, probablemente, esté ahí afuera junto al ejército de niños y niñas que viven en la calle, que no tienen qué comer, que carecen de salud y que su educación es nula.

Sus formas de sobrevivir son (y acá se espanta nuestra señora del colectivo) la droga que puedan para soportar tanto dolor, la prostitución infantil, el cartoneo en el mejor de los casos, y, sino, lo más probable, es que mendiguen, que roben, y hasta que, drogados, inhumanizados, despojados de todo, humillados, basureados, discriminados, marginados, terminen asesinando o siendo asesinados, en un “que más da”, con el que logran, ahí sí (y recién ahí, tan tarde), ser visibles para la sociedad.

Sus vidas jamás les pertenecieron.

Sus vidas, fueron propiedad de la policía, o los punteros, o el mafioso de turno, quienes como recaudadora imparable juntan para la corona de comisarios, intendentes, gobernadores, empresarios, etc, etc, etc.

Nadie tuvo respeto, piedad, amor, cariño, compasión, ni siquiera cuando eran (son) inocentes niños y niñas. ¿Por qué ellos deberían tener respeto, piedad, amor, cariño, compasión… límites?

Nadie podrá cambiar, de un día a otro, lo que durante 50 años se creó, lentamente, paso a paso, para lograr una marginalidad tan extrema, tan salvaje, que sea funcional a los intereses mas oscuros, mas nefastos: los de los gobernantes y empresarios, que juntos forman la mafia más grande, jamás pensada por Mario Puzo.

Pero habrá que empezar a trabajar. Las condiciones materiales están al alcance de cualquiera con voluntad, y claro, con poder.

El primer paso, una casa, un hogar digno.

Cuatro paredes, un piso y un techo: los límites a la violencia y a la humillación de ser menos que un fantasma.

La seguridad, insegura, por Adolfo Pérez Esquivel


Una y otra vez vuelven los personajes de turno; la diva del teléfono “Su”, reclama represión y pregona la pena de muerte para aquellos que supuestamente atentan contra la seguridad.

El mediático y divertido señor Tinelli y la señora de los almuerzos Mirtha Legrand, tienen medios audio-visuales a su disposición y suman su reclamo y convocan a una reunión por la “seguridad”; están cansados y temerosos que los pobres corten rutas, avenidas, y generen el caos ciudadano; están hartos de piqueteros que reclaman trabajo y seguridad para sus familias y la comunidad.

Los medios de incomunicación, comunican los desastres y anuncian el “Apocalipsis Now”; el Grupo Clarín y la Nación fogonean la campaña de desestabilizar al gobierno. La Pitonisa clama toda clase de calamidades y envía cartas a las embajadas, anunciando que, la única garante institucional de la Nación es ella y nadie más.

Pretenden ignorar que el único garante de la democracia, es el Pueblo. Josué de Castro, medico brasileño que fuera director de la FAO, en su obra “La Geografía del Hambre” dice: “Los pobres no duermen porque tienen hambre, y los ricos no duermen porque tienen miedo a los que tienen hambre”.

¿Cómo podemos trabajar y lograr que todos duerman sin sobresaltos y que, aquellos que más tienen, aprendan a compartir el Pan y la Libertad, con los que menos tienen?

Pero no, los personajes ricos y famosos televisivos reclaman “seguridad y mano dura contra los pobres”. Recuerdo a uno de mis profesores de filosofía, Galíndez, quien decía que: “en el teatro griego los actores usaban máscaras y al terminar la función debían sacársela y volver a ser personas”. Hay personajes que continúan actuando y no quieren sacarse la máscara por miedo a ser personas. El profesor nos enseñaba que: “es más difícil ser señor que doctor”.

Saquen sus conclusiones los personajes; es una buena lección. Hay que preguntarles porqué callaron cuando la Sociedad Rural y la Federación Agraria pararon el país durante 4 meses para desestabilizar y condicionar al gobierno y guardaron silencio frente a la voracidad económica del llamado “campo sojero y otras yerbas”; son quienes destruyen los montes y expulsan a los campesinos e indígenas; quienes durante el paro tiraron miles de litros de leche y alimentos de los camiones con acoplados en las rutas, mientras mas de 10 millones de compatriotas están en la pobreza. No pueden ignorar que los terratenientes y sus aliados imponen los monocultivos, la desertificació n y contaminación, y todito esto lo hacen con total impunidad.

Pregunto: ¿Quién se hace responsable de las pérdidas sufridas por los afectados por el paro del campo? Deben saber que muchos sectores sociales trabajan y luchan contra la inseguridad; pero la visión y comprensión es distinta a la de los ricos y famosos...

¿Le preguntaron a un chico que vive en la calle, hambreado, castigado y marginado por una sociedad injusta, cual es su seguridad?- ¿Recorrieron alguna villa o asentamiento y preguntaron a los pobladores cuál es su seguridad?- ¿Pensaron en los pueblos originarios a quienes los “empresarios del campo” les quitan las tierras, y los obligan a emigrar a la periferia de las grandes ciudades y formar piquetes para reclamar sus derechos?

Quienes acamparon 33 horas, en la Avenida 9 de Julio, no estaban ahí por gusto con sus bebes y niños; soportando frío, calor, presiones y la indiferencia social. Reclaman trabajo, no mendicidad; tuvieron el coraje de denunciar el clientelismo político de los municipios y a los punteros políticos y la falta de respuesta oficial.

El mismo reclamo se extiende en el país, como sucede en la Quiaca, cuando en enero, cuatrocientos pobladores, la mayoría mujeres, se declararon en huelga de hambre con su hambre, para reclaman trabajo y condiciones de vida para sus familias.

La gente busca resolver sus problemas, y cuando no son escuchados por los responsables de los gobiernos provinciales y el gobierno nacional, se movilizan para lograr sus objetivos a través de acciones de resistencia no-violentas.

En Tucumán hay “barrios privados”; sería bueno que los recorran aquellos que comen todos los días y tienen que hacer dieta para no engordar y se “sacrifican en el gimnasio”.

Comprobarán que han proliferado los “barrios privados”. Privados de luz, de agua, de asfalto, de escuela, de salud, de trabajo y de seguridad. Más ‘privados’ imposible.

¿Se olvidaron del saqueo del 2001 y 2002, que sufrió el pueblo cuando sacaron todo el capital del país y dejaron a muchos con una mano adelante y otra atrás, y los ahorristas en el corralito vieron esfumarse sus ahorros?

Necesitamos hacer un esfuerzo todos los sectores sociales, culturales, políticos y religiosos para recomponer el cuerpo social y no para destruir. Hay que aprender de los trabajadores de las fábricas recuperadas y de los campesinos, pequeños productores rurales; son ejemplos de resistencia social y tienen propuestas concretas.

Se está desatando una campaña con ánimo golpista; vemos una exacerbación permanente para desestabilizar al gobierno y provocar la violencia desde lo verbal a lo social y estructural. Critican hasta los 180 pesos por niños. Cualquier cosa que hace el gobierno está mal, pero no proponen nada mejor.

Los medios de comunicación, manipulan la información y aumentan las tensiones y conflictos; reclaman “libertad de prensa, confundiéndola con libertad de empresa”, gritan y vociferan contra la Ley de Medios Audiovisuales. Callaron durante 25 años la ley impuesta por la dictadura militar, con la cual estaban conformes porque les garantizaba el monopolio de los medios y control de la información del país.

Estamos frente a un “aquellare político y social”, que pocas veces vivió el país, cargado de fuerte virulencia contra el gobierno. Es preocupante y peligroso. Soy crítico del gobierno y lo manifiesto públicamente; hay acciones políticas contradictorias que no comparto por su incoherencia entre el decir y el hacer; pero hay que encontrar alternativas sociales, culturales, económicas y políticas.

Hace tiempo que se siente un fuerte olor podrido en el ambiente, cargado de palabras devaluadas y violentas, que van más allá de ser oposición política; se siente mal olor al estilo hondureño que pone en riesgo la democracia.

Al gobierno hay que sostenerlo, más allá de si estamos o no de acuerdo con su política, personalmente no lo estoy, y reclamarle y exigirle que corrija los errores políticos que atentan contra el pueblo; reclamarle transparencia y ética en el ejercicio de su función y gobernabilidad.

Los que disponen de medios de comunicación, tienen la responsabilidad de actuar con sabiduría y prudencia y no utilizarlo con actitudes "golpistas.com". El otro camino es la complicidad para provocar la ingobernabilidad y enfrentamiento entre argentinos.

A los pregoneros que pretenden imponer la represión y la pena de muerte hay que decirles que son caminos del autoritarismo y regímenes dictatoriales que ha sufrido el país y el continente. No hemos luchado y sufrido para retroceder. El costo fue altísimo y las heridas aún duelen

Es necesario recomponer el cuerpo social y encontrar caminos superadores hacia un nuevo “Contrato Social” con nuestro pueblo y defender los espacios de libertad

Les decimos a los golpistas.com “Nunca más”.

El autor es Premio Nobel de la Paz 1980. Fuente: www.alainet. org (Agencia Paco Urondo)