sábado, 29 de noviembre de 2008

“La mayor cantidad de chicos que trabajan está en el campo”

Sur
Pilar Rey Méndez
La cultura que naturaliza este drama juega un rol clave contra su erradicación.
La cultura que naturaliza este drama juega un rol clave contra su erradicación.

Desde la cartera laboral señalan que hay 800.000 pibes explotados.

sociedad@miradasalsur.com

La Comisión Nacional para la Erradicación del Trabajo Infantil (Conaeti), dependiente del Ministerio de Trabajo, fue creada en 2000. Actualmente está a cargo de la licenciada Pilar Rey Méndez, que aceptó dialogar con Miradas al Sur.

–¿Existen datos acerca del número de chicos explotados?

–Permanentemente se está estudiando, tanto cualitativa como cuantitativamente el trabajo infantil. Hasta 2002 teníamos cifras que provenían de cruces estadísticos, porque nunca se había reflejado una proyección directa sobre el fenómeno. A partir de 2004, el Ministerio de Trabajo con el Indec realizaron la Encuesta Nacional de Actividades Infantiles de Niños, Niñas y Adolescentes de la República Argentina, en cada una de las provincias. En la primer toma se analizó el NOA, NEA, la provincia de Mendoza y el Conurbano bonaerense, y en una segunda etapa Misiones y Córdoba. Aproximadamente, sumando los porcentajes obtenidos, hablaríamos de 800.000 chicos de entre cinco y 14 años, que trabajan en el país.

–¿Qué presupuesto se destina a erradicar este flagelo?

–Es difícil estimarlo porque proviene de partidas presupuestarias de distintos ministerios, tanto de la cartera laboral como de la educativa. En la agenda política del doctor Carlos Tomada se priorizó la erradicación del trabajo infantil, por lo que no hay tope.

–¿De qué manera el Estado previene y defiende a los menores contra el abuso laboral?

–El Gobierno adoptó la postura abolicionista, es decir, no acepta el trabajo infantil en ninguna forma por debajo de la edad mínima de admisión al empleo que es de 15 años, y que pasará a los 16 para el bicentenario. La postura del Movimiento Internacional de Niños y Adolescentes Trabajadores sostiene, por el contrario, que el derecho a emplearse de los niños legitima su trabajo, excepto cuando se da en malas condiciones. Esta posición traduce lo que ha sido históricamente el empleo infantil: una herramienta de control social de la pobreza. Mañana en el Ministerio de Trabajo, vamos a reunir por primera vez al sector público y al privado, donde hay 63 firmas líderes. Analizaremos las cadenas de valor y convocaremos a empresarios para que nos ayuden en el diseño de soluciones alternativas. También preparamos a agentes de detección de niños explotados en el sector educativo y otorgamos becas para reinserción escolar, además de asignar a un asesor pedagógico. A través de la Secretaría de Empleo tratamos de conseguir trabajo para el adulto responsable del niño, y si está desocupado le damos el seguro de capacitación y empleo.

–¿Dónde se deberían buscar las causas de este flagelo?

–Los condicionantes más importantes tienen que ver con lo económico, pero sin dudas la pobreza es un factor determinante. También entran en juego otros condicionantes, como la cultura que naturaliza el tema. En el campo es dónde más trabajo infantil tenemos. El factor determinante es la falta de contención de los pequeños en las fincas y los grupos familiares que trabajan bajo el sistema de pago a destajo es decir, por unidad de producto.

–¿Cómo cataloga el Gobierno al trabajo infantil?

–Es toda actividad económica, remunerada o no, u estrategia de supervivencia realizada por niños por debajo de la edad mínima de admisión al empleo, o que no finalizaron el período que por ley se considera educación obligatoria, o que no hayan cumplido los 18 años, si se trata de un trabajo peligroso.